Carta al amor y a la bondad
- Oliva Conde
- 26 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Pienso que las despedidas siempre son un buen momento para cerrar con broche de oro y dejar anclado el cariño y los sentimientos amables. Nunca se me han dado bien porque siempre he sido bastante reacia a encarar la tristeza, pero esta vez quiero hacerlo bien. Si te soy sincera, quiero que lo hagamos bien los dos. Que al recordarte no quede nada amargo y que la felicidad nos crezca sana, como cuando te cortas las puntas del pelo para que el peinado te favorezca mucho más.
Al pensarlo te recuerdo en todas las formas en las que te he visto hasta hoy. Recordarte es pensar en la ternura más grande que ha existido. Y aunque haya sido breve, como dicen en mi pueblo: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Tú fuiste bueno conmigo no una sino cien veces.
Lo dijo Leire Martínez: siempre serás bienvenido a mi lista de nombres a olvidar, pero hoy no sé cómo recordarte sin mirar atrás, sin acordarme también de esa despedida en la que me quedé con la miel a punto de entrar en los labios.
No sería ético que te dijera que todo está bien porque no lo está, aunque desde esta orilla sepamos que lo estará algún día. Lo importante de todo esto no es si estamos hoy bien o estamos mal, es saber que todo esto pasó para que aprendiéramos algo. No sabes cuánto he aprendido sobre el amor y la bondad en estos meses.
El altruismo es uno de los conceptos que siempre me han fascinado. He dado con mucha gente altruista a lo largo de mi vida, sobre todo en los últimos años. De ellos (de vosotros) he aprendido que la vida consta también de no hacer a veces lo que quieres o necesitas. Quizás ni siquiera hacer lo que va a quedar bien de cara a la otra persona. Querer significa ser altruista pero a veces se siente como el sacrificio más grande que hay en el mundo. A veces, para soportarlo, lo único que nos queda es sentir la certeza de que también hemos sido queridos.
Querer a veces es también poner palabras, y procesarlas. Hablamos mucho (y me incluyo) del fluir en el amor, pero las palabras a veces ponen el límite que necesitamos para poder querer bien, para poder respetar y respetarnos también un poco.
La responsabilidad es importante en el amor. Responsabilidad contigo y también con la otra persona. Ser responsable es saber que por mucho que te lo pida el cuerpo, el alma y la piel, a veces no puedes seguir para adelante. A veces no hay más por donde tirar y tienes que refrenar los instintos.
Y límites y responsabilidad son las palabras que no suenan tan bonito pero que forman gran parte del concepto de lo que es para mi la bondad. Eso me lo enseñaron mis amigos del pueblo, mis compañeras de la uni y la gente a la que he amado. Me lo enseñaste tú también un poco, cuando me dejaste caer pero me diste la mano para que no bajara sola. A la lista de agradecimiento tengo que añadir también esta lección sobre cariño y bondad, que desde hace unos años para mí van de la mano.
Y es que para cerrar con broche de oro no esta carta sino esta relación, lo mejor que puedo decir es que al recordarte las palabras que llenan mi cajón son ternura, altruismo, bondad, amor y cariño. Y creo que eso es lo más bonito que nos podíamos dar.
De nuevo: siempre serás bienvenido a este lugar.
Comments