top of page
Buscar

Carta a lola

  • Foto del escritor: Oliva Conde
    Oliva Conde
  • 5 abr 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 abr 2024

Escribir no es escribir si no piensas el alma en ello. Yo últimamente no escribo, redacto. Y lo hago mal. Como una locutora en un registro académico, como la flor seca.


Creo que la flor me mira desde la ventana cada vez que me acuerdo de su aura. De ti despacio acariciándola como solías hacerlo conmigo. De ti cuando te amaba, de ti ahora que ya no lo hago. Te recuerdo yendo despacio porque era mi velocidad y siempre fuiste buena carretera para coches de corazón roto.


Si pusiste corazón no lo sé, si fuiste huella del vino lambrusco tampoco. Pero lo que sí sé es lo firmes que sonaban mis manos cuando cogía el móvil de noche. Ahora tiemblan. Ahora no eres recuerdo para las flores si no es cuando están secas y sus hojas clavadas son dolores.


Se ha ido el amor pero te amo. Se ha ido el consuelo y la pasión y solo me han dejado el llanto. Llanto miedo y angustia por un error de cálculo que supe multiplicar. Por confianza ciega en aquel loco del tarot. Por promesas hechas que no sé muy bien quién cumplió, pero recuerdan a profecías ejecutadas. Por las peores palabras que alguna vez haya escrito.

Por ti, por mi y por todos nuestros compañeros.


Por el dedal, por la aguja y por la sangre en el dedo. Por el que supo prometer y por el que recuerda tarde, como lo hiciste tú en aquella primera cita. Porque si me hubieras contado de antemano el paraíso que traía tu mano, no hubiera caído el velo y con él la angustia. Porque la única palabra que nunca se pudo cumplir fue la de que ese miedo y esa angustia se irían con tus besos tardones.

Quizás tardaban porque fueron furtivos, porque nunca fueron tuyos, nunca reales, siempre holográficos, siempre dolores.




 
 
 

Commentaires


bottom of page